Uno de los mayores placeres de la vida para mí, es comer. Y sobre todo cuando al probar algo, ese sabor te hace regresar a un lugar o a un momento determinado de tu vida. Esto pasa pocas veces, pero cuando sucede, es maravilloso.
Hace unos días, al llegar a la finca de mis padres, me encontré la cocina repleta de botes de mermelada casera. Como la tentación era más fuerte que yo, me corte un trocito de pan y lo unte con esa estupenda mermelada que había hecho mi madre el día anterior. Con el primer mordisco volví a mi infancia: al patio de mi tía, a la merienda con mis hermanos, a las peleas, a las risas…. Fue estupendo, me encanta esa sensación.
¡Mi infancia fue genial!
¡Qué rica! |
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